Primero fue la subida del petróleo, después la escalada de los tipos de interés y por último, el descalabro de constructoras y promotoras junto con las turbulencias del sector financiero. Hay muchos tipos de empresas que se dedican al cobro de deudas, pero lo que básicamente las diferencia entre sí es el procedimiento que emplean. Por un lado, se encuentran las que a través de métodos menos ortodoxos consiguen saldar los impagos y, por otro, están las gestoras de cobro que se dedican a la recuperación amistosa de las deudas. La razón por la que ambos tipos conviven reside en que España es el único país de la Unión Europea que no tiene una normativa legal específica para regular a las empresas de recobro y sus procedimientos.En el puesto número uno del ranking de morosos está el profesional, el que cosecha pufos allá donde va; dar de baja el teléfono, estar ilocalizable o incluso cambiar de residencia son sus prácticas más habituales. El segundo lugar lo ocupa el autofinanciado. Se trata de una persona que sabe con exactitud que muchas de las facturas que debe han vencido tiempo atrás pero sigue demorando sus pagos hasta que cobre las deudas de sus propios acreedores. Por último está el moroso en crisis, es decir, quien trabaja o ha trabajado en empresas del sector de la construcción o de otros subsectores que viven, en gran medida, de ella: marmolería, carpintería metálica... Este tipo de deudor suele acceder a liquidar sus deudas por la vía amistosa fraccionándolas en plazos.